La batalla de los campos Cataláunicos(20/6/451 D.C)

La batalla de los campos Cataláunicos se libró en el año 451 de la era cristiana en plena decadencia del imperio romano de occidente y próximo a su caida. Habia sido invadido repetidamente por las hordas montadas nómadas del este del rey Atila, rey de los hunos, antecedentes de los posteriores mongoles de Genghis Khan. Esta batalla debe su altisonante y épico nombre a los campos de Chalons, donde se libró el combate en las cercanias de tal ciudad. Los ejércitos enfrentados en esta contienda fueron las legiones de Roma al mando del general Flavio Aecio y sus aliados visigodos al mando del rey cristiano Teodorico y los alanos, francos, burgundios y sármatas y por el otro lado las hordas hunas de Atila y Valamiro y sus aliados ostrogodos, gépidos, hérulos, turingios, lombardos, esciros, vándalos y baltingos.

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La batalla:

Los dos ejércitos se enfrentaron en las llanuras de Chalons. Los primeros en desplegar fueron los del bando romano. Aecio eligió una colina en el ala izquierda en la que disponer en un lugar de ventaja a sus tropas y Teodorico hizo lo propio en el ala derecha. Los alanos habian sido desplegados entre ambos, por si se les ocurria echar a correr en cuanto tuviesen la oportunidad y quitarles así las ganas de verse con el paso cortado por sus “aliados”.

Es de rigor advertir que lo que se sabe de la batalla no está muy claro, sin embargo se procede a aclarar lo que puede haber ocurrido ese dia. Los hunos, por su parte, se desplegaron en el centro de su ejército, como modo de impresionar y de dar a entender que eran tanto los líderes de sus tropas como también que eran un enemigo a tener en cuenta. Los ostrogodos estaban en el flanco izquierdo y todos los demás pueblos de la alianza bárbara en el ala derecha huna. Atila tenia la seguridad de que si atacaba personalmente a los alanos, se desbandarian a la primera de cambio y por tanto seria mucho más facil separar y atenazar a los defensores de la civilización que perdia su luz en aquella época de la historia.

Tras el despliegue inicial los dos ejércitos se observaron durante unos minutos, mientras los estandartes ondeaban y flotaban al viento y el único sonido que se escuchaba era el del rozar de las telas. Fue entonces cuando a una señal de Atila los arqueros hunos tensaron sus arcos y dispararon una salva de flechas que cayeron silbando sobre los escudos de sus enemigos. Algunos cayendo, otros recibiendo las puntas de las saetas en sus rodillas, brazos o cuellos y escuchándose los primeros gritos de dolor. Y solo era el comienzo. Tras ello, los dos ejércitos se lanzaron a la carga y chocaron violentamente y de manera frontal y algunos no llegarian a asestar el primer golpe siquiera al ser otros más rápidos que ellos. Y el entrechocar de armas y escudos y hierro cubrió la llanura en cuestion de segundos.

La batalla se alargó durante horas y pasaba el tiempo, para unos terminando en cuestión de décimas de segundo y para otros era una eternidad. Ostrogodos contra visigodos, en encarnizada sangria, estos últimos resistian con entereza pero aun y así empezaban a retroceder de tanto en tanto pero rechazaban a los ostrogodos una vez, y otra, y otra más y mientras tanto los hunos aniquilaban cada vez con mayor seguridad a los alanos y estos tambien se amilanaban poco a poco. Los romanos, dominantes sobre la colina, resistian frescos y organizados la turba de bárbaros que intentaba una y otra vez superarlos, cansados por las subidas y el pasar del dia. Atila estaba dominando el combate y todo parecia indicar el triunfo para el rey de los hunos, cuyos enemigos alanos dudaban. En ese entonces Atila se detuvo un momento, buscando con su cetrina mirada al rey de los visigodos. Le vio, se lanzó contra él profiriendo un profano grito de guerra y tras un duro combate a muerte acabó con su vida.

La muerte del rey Teodorico no causó la huida de nadie. El príncipe Turismundo se autocoronó nuevo rey de los visigodos y envalentonó a sus hombres a vengar al monarca caido cuya alma encontraria la gloria entre las nubes. Los ostrogodos fueron puestos en fuga tras una brutal muestra de renovado ardor guerrero visigoda. Atila se vio en problemas, los hunos se replegaron un poco y los alanos y el resto de la alianza romano bárbara presentaron nuevas ansias de plantar cara a Atila y los suyos.

La tarde estaba avanzada y pronto el sol daria sus últimos coletazos por ese dia. El ala derecha de Atila estaba desorganizada, facilmente hecha pedazos por la disciplina y elección de buenas posiciones que caracterizaba a las legiones de Roma. Atila tenia la sensación de que no saldria vivo de allí probablemente, por lo que ordenó erigir una pira funeraria para él mismo en tal caso. Aecio se dispuso a dar el golpe de gracia sin embargo por alguna razon de la cual se barajan varias hipótesis, el general romano no atacó. No obstante Atila huyó con seguridad y el dia fue claramente para Roma y sus al fin y al cabo todo el tiempo dudosos aliados, y por el momento el águila estaba a salvo. Por el momento……