El asedio de Halicarnaso (334 A.C)
El sitio de Halicarnaso fue una batalla de asedio librada en el año 334 antes de Jesucristo entre las tropas del ejército greco-macedonio del joven y reciente rey de Macedonia Alejandro Magno y los defensores y gentes de la ciudad de Halicarnaso que pertenecian territorialmente al imperio persa en el cual vigentemente reinaba Dario III Codomano, sin embargo el rey persa no estaria presente para la ocasión todavia en la defensa de su imperio, y por lo tanto de la defensa se organizaron Orontobates y un mercenario griego contratado permanentemente por Dario y cuyo nombre era Memnón de Rodas. Memnón murió posteriormente y su esposa fue tomada por Alejandro y sus dos hijos desearon vengarse de Alejandro por ambos ultrajes, pero eso es otra historia. El resultado del asedio de Halicarnaso fue la victoria para las tropas del rey panheleno.
La ciudad de Halicarnaso a orilla contraria de Grecia en el mar Egeo fue un triunfo de suma importancia para las pretensiones de Alejandro al trono de Asia, y como primer paso para su hegemonia en esta, dado que si lograba entrar en la ciudad y ponerla bajo su control dejaria a Persia sin una de sus principales bases navales en la zona. Si Alejandro hubiese fracasado, su contacto con la Hélade se habria perdido y habria sido mucho más complicada su vuelta a casa en caso necesario.
En tales momentos, poco despues de su desembarco y lanzazo de su propia mano a la arena de la playa de Anatolia en la que se produjo su llegada, encontró en la desterrada princesa de Caria una aliada de enorme valor político a la par que sentimental. La princesa Ada de Caria accedió a ofrecerle sus posesiones y tierras con la única condición de que Alejandro aceptase ser su hijo adoptivo y llamarla madre, puesto que no habia tenido la suerte de tener descendientes y en verdad se habia encariñado con el joven conquistador. Alejandro accedió y otras ciudades además de Caria se unieron voluntariamente a los crecientes territorios del imperio griego por miedo a lo que pudiera sucederles en caso de resistirse al intelecto y arrojo de Alejandro.
Alejandro tenia la sensación de que la toma de Halicarnaso no iba a ser coser y cantar, y más teniendo en cuenta que habia mercenarios griegos desperdigados por la zona y que la flota de Memnón y Orontobates habian ido a reforzar el puerto con sus barcos de guerra. Por tal razón, lo primero que hizo Alejandro fue establecer un campamento a dos km de la ciudad y ordenar a su caballeria limpiar las zonas cercanas de los soldados griegos a sueldo. Hubo intentos por parte de pequeños grupos de soldados persas de atacar el campamento griego pero igualmente fueron repelidos sin mayores complicaciones. Tras esta serie de escaramuzas, Alejandro escogió parte de su ejército y se dirigió hacia Myndos, cuya guarnición prometió una rendición con la condición de que Alejandro se presentase allí personalmente. Esto no ocurrió de ninguna manera, ya que las puertas del asentamiento se mantuvieron cerradas y en consecuencia, la ausencia de Alejandro permitió a Halicarnaso reforzar sus defensas y construir un foso para contrarrestar el movimiento de la maquinaria de asalto de Alejandro.
Alejandro se resignó a que le habian engañado, pero no por eso iba a dejarse impresionar. A su regreso, se inició el asedio de la ciudad y en tan solo dos dias habian echado abajo los muros de la ciudad, sin embargo los defensores habian levantado un nuevo muro en el interior del recinto, cosa que provocó la demora de la caida de Halicarnaso. Los griegos continuaron incesantemente su ataque y encajonaron a los persas. Los persas no se amilanaron y lograron incendiar una porción de la maquinaria de asalto de sus adversarios, y el general macedonio Periclas protagonizó un mal planeado ataque, sin embargo Halicarnaso finalmente sucumbió. Memnón de Rodas, viendo que la ciudad no tenia salvación, ordenó pegar fuego a las casas y huyó dejando tras de si una tropa de soldados griegos a sus órdenes que se rindieron a las pocas semanas.
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